Por primera vez un papa, baja hasta la tumba de San Pedro

12.04.2013 07:11

El papa Francisco visitó la
tumba de San Pedro, en la
necrópolis que se halla bajo la
cripta y la basílica vaticana, lo
que supone la primera vez que
un pontífice desciende hasta
ese lugar, donde oró de
manera silenciosa y
conmovido, informó el
Vaticano.
Francisco acudió acompañado
por el cardenal Angelo
Comastri, arcipreste de la
Basílica Vaticana; el delegado
de la Fábrica de San Pedro
(que se encarga del
mantenimiento de los edificios
del Vaticano), Vittorio Lanzani,
y de su secretario, Alfred
Xuareb, y el responsable de la
necrópolis, Pietro Zander.
Antes de descender a las
excavaciones de la necrópolis
vaticana, el papa recorrió
toda la parte central de la
misma, que discurre bajo las
Grutas Vaticanas (cripta) y el
templo, escuchando las
explicaciones de Comastri y
Zander.
Después llegó al lugar donde
se encuentra la tumba de san
Pedro, exactamente bajo el
altar central y la cúpula de la
basílica.
En la capilla clementina, el
lugar más cercano a la tumba
del Príncipe de los Apóstoles,
el papa rezó en silencio
durante unos minutos y se le
vio emocionado, según
informó el Vaticano.
Francisco recorrió después, ya
en las Grutas Vaticanas las
tumbas de los papas del siglo
pasado que están enterrados
allí: Juan Pablo I, Pablo VI, Pío
XII, Pío XI y Benedicto XV.
También fueron enterrados en
las Grutas Vaticanas Juan XXIII
y Juan Pablo II. Pero los
restos de los dos beatos
fueron trasladados a la
basílica y colocados en sendas
capillas para permitir un
mayor flujo de fieles.
El primero que fue subido a la
basílica fue Juan XXIII y en su
tumba fue enterrado después
Juan Pablo II. Ahora esa
tumba, muy cercana a la de
San Pedro está vacía.
Los restos de san Pedro
fueron descubiertos a
mediados del siglo pasado. El
Príncipe de los Apóstoles
murió martirizado en la colina
vaticana, que era el circo de
Nerón, y la basílica se levantó
en el lugar donde se
aseguraba que fue enterrado,
pero sus restos no fueron
identificados hasta entonces.
El papa Pío XI deseaba ser
enterrado lo más cerca posible
del Apóstol por lo que su
sucesor, Pío XII (1876-1958 y
papa desde 1939 a 1958),
ordenó excavar en las
inmediaciones de la tumba
nada más subir al Solio
Pontificio con el objetivo de
localizar los restos.
A partir de 1940 comenzaron
las excavaciones, que se
prolongaron durante diez
años.
Los arqueólogos encontraron
una inscripción en griego que
decía "Petros eni" (Pedro está
aquí) y huesos. Tras
numerosas pruebas, Pío XII
anunció en 1950 que habían
sido encontrados los restos
del Apóstol. EFE