El FBI defiende que el espionaje de llamadas telefónicas habría evitado el 11-S

14.06.2013 05:19

Jalid al-Mihdhar, uno de los secuestradores
que estrelló un avión contra el Pentágono el
11-S, telefoneó durante meses a una casa de
Al Qaeda en Yemen desde San Diego. El
Gobierno de Estados Unidos sabía de la
existencia del refugio terrorista, pero no tenía
su número. Si hubiera controlado como ahora
las llamadas, el FBI asegura que habría
podido evitar los atentados.
El director del FBI, Robert Mueller, justificó
este jueves el espionaje masivo de
ciudadanos en los últimos 11 años con el
atentado que cambió la percepción de
seguridad de los estadounidenses. Aunque el
Congreso autorizó la vigilancia con la Patriot
Act, aprobada en octubre de 2001, el debate
ha vuelto por las últimas revelaciones sobre
la vigilancia filtradas por Edward
Snowden, ex analista de inteligencia de una
empresa militar.
"Si hubiéramos tenido el número de teléfono
en Yemen, lo habríamos relacionado con el
número de San Diego... Habríamos
identificado a Mihdhar. Y, como dijo la
comisión del 11-S, la investigación de al-
Mihdhar podría haber llevado a pruebas
contra otros participantes. Y su detención
podría haber desbaratado el plan . Si
hubiéramos tenido este programa, la
oportunidad habría estado ahí", dijo Mueller
en un testimonio ante la comisión de Justicia
de la Cámara de Representantes.
Varios congresistas demócratas expresaron
dudas sobre la falta de límites del
programa de vigilancia, sobre todo ahora
que la tecnología permite un almacenamiento
más extenso y un análisis continuo de los
datos obtenidos.
Mueller recordó que el Congreso ha sido
informado y ha dado el consentimiento al
programa que ahora se vuelve a debatir. De
hecho, sugirió que la Administración
Obama está dispuesta a cambiarlo si el
Congreso altera la legislación . John
Conyers, representante demócrata de
Michigan, aseguró que hará una propuesta
legislativa para controlar más cómo se vigila
a los ciudadanos.
Un debate abierto
Mueller, que dejará el cargo en septiembre,
defendió con vehemencia la legalidad del
programa, que depende de las autorizaciones
de un tribunal secreto. El director del FBI
también insistió en que no graban las
conversaciones de los ciudadanos, sino
que se almacenan datos sobre cuándo
llaman, a quién y durante cuánto tiempo.
Si quieren acceder al contenido de las
llamadas, las autoridades necesitan otra
orden judicial específica.
"Sabemos que el público estadounidense
espera que el FBI y nuestra comunidad de
inteligencia respete la privacidad. Los
programas se han conducido con una
vigilancia extensa de los tribunales, los
inspectores independientes y el Congreso",
afirmó.
El director del FBI, que nombró George W.
Bush y ha tenido el apoyo de Barack Obama
incluso más allá de los 10 años del límite
habitual para este cargo, aseguró que el
Gobierno tiene en cuenta la controversia que
perdura. "Es un reto equilibrar la seguridad
de la nación y las libertades civiles que
disfrutamos en este país. No hay día que
pase que no se plantee ese asunto", dijo
Mueller.
Pese a las preguntas insistentes sobre la
conveniencia de seguir con el espionaje, los
congresistas no se mostraron preocupados
por el filtrador Snowden. Demócratas y
republicanos han llamado al ex agente de
la CIA "traidor" y no cuestionan el deber de
la Administración de perseguirlo.
Mueller confirmó que existe una
investigación penal en curso para acusar a
Snowden y pedir su extradición, aunque no
concretó cuándo se van a presentar cargos
contra el estadounidense fugado a Hong
Kong.