La fiebre del oro que amenaza a los mares

22.05.2013 17:32

La perspectiva de una "fiebre del
oro" en lo profundo del mar, que
abrirá una controvertida puerta a la
minería en el fondo de los océanos,
es cada vez más real
Naciones Unidas publicó su primer plan
para gestionar la extracción de los
llamados "nódulos", pequeñas rocas
ricas en minerales, del lecho marino.
La Autoridad Internacional de los
Fondos Marinos (ISA, por sus siglas en
inglés), organismo de Naciones Unidas
que supervisa la minería en el fondo del
mar, llevó a cabo un estudio técnico.
Dice que las empresas pueden presentar
su solicitud de licencias para la
extracción minera tan pronto como en
2016.
La idea de explotar el oro, cobre,
manganeso, cobalto y otros metales del
fondo oceánico ha sido considerada
durante décadas, pero apenas se hizo
más palpable recientemente, gracias a
la nueva tecnología y debido a los altos
precios de las materias primas.
Expertos en conservación han advertido
desde hace tiempo que la minería en el
fondo del mar será altamente
destructiva y a largo plazo puede tener
consecuencias desastrosas para la vida
marina.
El estudio de la ISA reconoce que la
minería causará "un daño
medioambiental inevitable".
Pero el informe aparece en un
momento que un portavoz describió
como "un repentino aumento del
interés" de las empresas de minería
públicas y privadas.
Compartir las ganancias
"No creo que poseamos el fondo del
océano como para poder hacer lo que
queramos con él"
Jon Copley, Universidad de
SOuthampton
El número de permisos emitidos para la
extracción de minerales está en 17, con
otras siete autorizaciones a punto de
concederse y muchas otras que se
darán en el futuro.
Dichos permisos cubren grandes áreas
de los océanos Pacífico, Atlántico e
Índico.
Uno de los últimos en concederse fue a
la empresa UK Seabed Resources,
subsidiaria del brazo británico de
Lockheed Martin, el gigante
estadounidense de la industria de
defensa.
Bajo la Convención de Naciones Unidas
sobre la Ley del Mar, se estableció la
ISA como órgano de fomento y gestión
de la minería del fondo marino para un
mayor beneficio de la humanidad, con
una fracción de los ingresos destinada
a los países en desarrollo.
Ahora, la ISA amplía su función desde
una mera gestión de ofertas para la
exploración minera hacia el análisis de
cómo otorgar las licencias para las
primeras operaciones reales de minería
y cómo compartir las ganancias.
El consejero legal de la ISA, Michael
Lodge, le dijo a la BBC: "Estamos en el
marco de una nueva era de minería
profunda del fondo marino".
El atractivo es obvio.
Una evaluación realizada en el Pacífico
este -una zona de cinco millones de
kilómetros cuadrados conocida como
Clarion-Clipperton- concluyó que puede
haber más de 27.000 millones de
toneladas de nódulos depositados en la
arena.
Estas rocas pueden contener la
asombrosa cantidad de 7.000 millones
de toneladas de manganeso, 340
millones de toneladas de níquel, 290
millones de toneladas de cobre y 78
millones de toneladas de cobalto,
aunque no se sabe cuánto de todo esto
es accesible.
Incentivos adecuados
Según el estudio de planificación
realizado, la ISA se enfrenta al reto de
intentar asegurar que los beneficios de
la minería de nódulos no se queden
sólo en manos de las propias
compañías al tiempo que debe
garantizar que las operaciones son
viables desde el punto de vista
comercial.
El plan debe ser capaz de ofrecer a las
empresas los incentivos adecuados para
que estén dispuestos a realizar caras
inversiones pero también tiene que
evitar que los países en desarrollo
pierdan la oportunidad de recibir una
porción de las ganancias.
La ISA intenta evaluar qué compañías
tienen la capacidad suficiente para
desarrollar el trabajo en esta nueva
industria.
"No se pueden lograr las aptitudes
necesarias sin una minería real a escala
comercial", se lee en el informe, "pero
al mismo tiempo, no se debería
permitir la minería sin una
demostración previa de capacidad para
hacerlo".
Un factor clave en la forma de pensar
de la ISA es la necesidad de contar con
salvaguardias medioambientales, así
que el documento llama a que se
monitoree el lecho marino durante
cualquier operación minera, pese a que
los críticos se preguntan si la actividad
en el fondo de los océanos puede ser
regulada mediante políticas.
El científico Jon Copley, biólogo de la
Universidad de Southampton, pidió
cautela.
"Necesitamos preguntarnos si hay
minería sostenible en la tierra y si hay
minería sostenible en los mares.
En realidad creo que son las mismas
preguntas éticas"
Rachel Mills, Universidad de
Southampton
"No creo que poseamos el fondo del
océano como para poder hacer lo que
queramos con él", señaló. "Al
contrario, compartimos la
responsabilidad de su administración.
"No tenemos buenos antecedentes
respecto a nuestra capacidad para
alcanzar un equilibrio en otros campos,
piense por ejemplo en el búfalo y el
bosque tropical, así que la pregunta es
si podemos hacerlo bien".
Riesgo de extinción
El también biólogo Paul Tyler, del
Centro Nacional Oceanográfico, advirtió
que especies únicas estarán en peligro.
"Si barres toda esa zona con la minería,
esos animales tendrán que hacer una de
estas dos cosas: o se dispersan y
colonizan otra fuente hidrotermal en
algún sitio o se mueren.
"Y lo que ocurre cuando mueren es que
la fuente terminará extinguiéndose
biológicamente".
Sin embargo, la química marina Rachel
Mills, de la Universidad de
Southampton, pidió que haya un debate
más amplio sobre la minería en general,
alegando que todos usamos minerales y
que las minas terrestres son mucho
más grandes que cualquier otra en el
fondo marino.
Mills ha llevado a cabo investigaciones
para Nautilus Minerals, una empresa
canadiense que planea explorar fuentes
hidrotermales de Papúa Nueva Guinea.
"Todo lo que nos rodea, nuestro modo
de vida, se apoya en los recursos
minerales y no hablamos muy a
menudo sobre su procedencia", dijo.
"Necesitamos preguntarnos si hay
minería sostenible en la tierra y si hay
minería sostenible en los mares.
"En realidad creo que son las mismas
preguntas éticas, hablemos de los
Andes o de la profundidad del mar
Bismarck".
Este debate se intensificará conforme se
concrete la realidad de las primeras
operaciones mineras.